Dos jugadas a balón parado permiten al Conquense continuar en puestos de play off a Segunda División


El Real Valladolid B volvió a adolecer de falta de pegada ante uno de los equipos revelación de la temporada en la categoría de bronce del fútbol español. La Unión Balompédica Conquense se plantó en los Campos Anexos con la lección bien aprendida. Los de Antonio Calzadilla aprovecharon al máximo las jugadas a balón parado para noquear a un Valladolid inoperante en ataque.


El espejismo de Burgos se desvaneció a la media hora de partido. Los chicos de Alfredo Merino salieron a los Campos Anexos con muy buenas intenciones. Durante los primeros 20 minutos el Conquense se vio desarbolado una y otra vez por las buenas triangulaciones blanquivioletas. Marc, Rufino y las incorporaciones de Jesús Alonso al ataque llevaron mucho peligro sobre el portal manchego.

Sin embargo, en el fútbol hay una coletilla que reza que quién perdona acaba pagándolo y el Valladolid es un equipo muy joven que peca en demasiadas ocasiones de inexperto. Merino se desgañitaba con sus jugadores cuando éstos cometían faltas al borde del área de esas calificadas por los expertos como 'tontas'. Y es que el Conquense, sin buscarlo, se encontró con tres jugadas a balón parado en apenas cinco minutos.

En una de ellas, el balón despejado por el cancerbero pucelano se fue a corner. Y el saque de éste lo enganchó Javi Gómez para poner el primero para los manchegos, 0-1.
A partir del tanto conquense el partido se estropeó. El 'jogo bonito' que había llevado a jugadores como Niche a dejar pinceladas de su calidad en el césped artificial de los Anexos se convirtió en una guerra de guerrillas que el trencilla extremeño Sánchez Laso quiso cortar por lo sano con una cartulina amarilla para cada equipo.

El encuentro no volvió a resucitar hasta los últimos minutos de la primera parte. El Valladolid se echó la manta a la cabeza y buscó con más ahínco la portería de Sebas. Marc y Niche probaron al meta manchego, pero sus disparos salieron muy desviados.
Por su parte, el Conquense tuvo su oportunidad en una escapada de Juanma por la banda izquierda que no pudo finalizar gracias la rápida intervención de Cuerda que envió el esférico fuera del terreno de juego.


Sin tiempo para la reacción

Las instrucciones de Merino para la segunda parte pronto se fueron al limbo. En el minuto dos, una nueva falta realizada a la izquierda de la portería de Lucas fue botada magistralmente por Víctor convirtiendo el segundo para el conquense. El partido parecía visto para sentencia y a los 500 aficionados que se dieron cita en los Anexos sólo les quedó aplaudir el mágnifico gol del jugador manchego.

El técnico palentino movió ficha y cambió a Cuerda por Alberto. El de San Juanillo buscaba más mordiente con la entrada del joven delantero pucelano, sin embargo las ocasiones no terminaban de llegar para los locales.

El Valladolid juntó las líneas y presionó al rival en su campo, y fue entonces cuando los manchegos peor lo pasaron. Fruto de este cambio de actitud llegó el gol blanquivioleta también a balón parado. Héctor se adelanta a toda la defensa conquense y remata el balón a la red. El Promesas se metía en el partido a falta de más de 20 minutos para el final.


Fallo garrafal

Poco le duró la alegría a los locales y es que no habían pasado ni diez minutos desde el gol del central pucelano cuando un fallo garrafal del portero blanquivioleta propiciaba que de nuevo Javi Gómez introdujese la pelota en el arco pucelano.

El 1-3 hundió al conjunto de Alfredo Merino. El técnico palentino abroncó a su portero al poco de encajar el gol, lo que propició que algunos aficionados increpasen al propio entrenador por su curiosa formar de motivar al cancerbero del filial.

Al final del encuentro el medio millar de espectadores se marchó a sus casas con la impresión de que la veteranía jugó un importante papel en el resultado final del partido y que al Promesas aún le queda mucho camino para poder consolidarse en la Segunda División B del fútbol español.